De acuerdo con investigadores de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Purdue University, así como de la Iowa State University, algunas de las enfermedades más comunes que afectan la industria avícola son aquellas que afectan el aparato respiratorio de las aves. Dentro de este se encuentran afecciones virales como: la Enfermedad de Newcastle, la Bronquitis Infecciosa y la Laringotraqueitis Infecciosa.
En este artículo te hablaremos a profundidad sobre una de las enfermedades del Complejo respiratorio: la Laringotraqueitis Infecciosa, una afección respiratoria aguda, altamente infecciosa. Desde sus signos y transmisión, así como su impacto económico.
¿Qué es la Laringotraqueitis Aviar?
Se trata de una enfermedad altamente contagiosa y de alta importancia económica. Es provocada por el Gallid alphaherpesvirus tipo 1 (GaHV-1), comúnmente conocido como el Virus de la Laringotraqueitis Infecciosa (ILTV, por sus siglas en inglés).
Las primeras descripciones que existen de la enfermedad se remontan al año 1925, en Rhode Island, Estados Unidos; pero se asume que existe desde mucho tiempo antes de ese registro.
Signos clínicos
Los signos clínicos causados por la Laringotraqueitis Aviar dependen de la severidad del brote, la edad del ave, la virulencia de la cepa y otros factores del medio ambiente. No obstante, la enfermedad causa principalmente lesiones en la parte superior del tracto respiratorio.
Cuando existe un desafío agudo, los signos de la Laringotraqueitis pueden incluir:
- Secreción nasal con sangre.
- Presencia de sangre y mucosidad en las plumas.
- Fuertes sacudidas de cabeza.
- Ojos llorosos.
- Dificultad para respirar.
- Jadeo.
- Tos húmeda.
Estos signos son provocados por el intento que hacen las aves por limpiar su tráquea o laringe de la mucosidad y sangre que la obstruyen. Otros efectos que puede tener en las aves son crestas más oscuras consecuencia de hipoxia y presencia de conjuntivitis.
La mortalidad que la enfermedad provoca se encuentra en un rango del 10 a 20% de la totalidad del lote; sin embargo ésta puede subir hasta el 70%. La muerte sin presencia de signos clínicos ocurre generalmente por la obstrucción de la tráquea de las aves.
Periodo de incubación
De acuerdo con la Comisión de Salud Animal de Texas, Estados Unidos, el período de incubación de la enfermedad es de 6 a 15 días; no obstante, existe evidencia de casos en los que se ha presentado en un periodo menor de 2 días después de la exposición natural.
En la primera semana de la infección, el virus se replica en la conjuntiva del ojo y la mucosa traqueal. Afecta directamente células de la laringe y la tráquea, así como los senos respiratorios, sacos de aire y tejidos pulmonares.
Transmisión de la Laringotraqueitis Aviar
La principal fuente de transmisión entre las aves es por medio del contacto con exudados respiratorios provenientes de aves infectadas. El virus entra al cuerpo al ser inhalado y llega hasta la tráquea; de igual manera, puede llegar con el contacto con tejidos mucosos de los ojos o de la cavidad nasal.
Puede llegar a las instalaciones de una producción avícola por medio de ropa, calzado, equipo, maquinaria y equipos contaminados.
Impacto económico de la Laringotraqueitis Aviar
Esta enfermedad es de particular importancia para la industria debido a las severas pérdidas económicas que puede ocasionar. Estas son consecuencia de múltiples factores como:
- El bajo consumo de alimento en los lotes afectados.
- La disminución en la producción de huevos.
- El alto consumo de medicamentos.
- La disminución de otros parámetros productivos.
- El aumento en la mortalidad de las parvadas infectadas.
Poner de pie de foto: “Disnea. Uno de los signos de la Laringotraqueitis Aviar”.
Control y tratamiento de la Laringotraqueitis Aviar
Al tratarse de una enfermedad de origen viral, no existe un tratamiento específico contra ella. En los países en los que es endémica, para el control de ésta, se implementan métodos preventivos, así como medidas de bioseguridad.
Para generar inmunidad entre las aves y protegerlas contra los efectos clínicos de la Laringotraqueítis Aviar, la vacunación es un método satisfactorio. Esta se realiza a través de tres tipos diferentes de vacunas:
- Vacunas de virus vivos
- Producidas de cultivo de embrión de pollo.
- Producidas en cultivo de tejidos.
- Vacunas vectorizadas.
- Vacunas inactivadas.
Vacunas vivas modificadas
La Laringotraqueitis fue la primera vacuna en ser controlada mediante el uso de vacunas vivas modificadas. Para hacerle frente, existen dos tipos de vacunas vivas:
- Las producidas en huevos embrionados (CEO).
- Las vacunas producidas en cultivo celular (TCO).
Las vacunas producidas en huevos embrionados son las más utilizadas en producciones de pollos de carne situadas en áreas endémicas y son las más inmunogénicas.
Vacunas vectorizadas
Este tipo de vacunas utilizan vectores de HVT (herpesvirus del pavo) y la viruela aviar. Son comúnmente usadas en incubadora, sin necesidad de refuerzos en el campo. Se utilizan de forma más recurrente en aves jóvenes y se ha demostrado que la aplicación de una vacuna con vector HVT al día de edad confiere protección durante todo el ciclo de producción de aves de larga vida.
Vacunas inactivadas
Estas vacunas se basan en el virus de la Laringotraqueitis entero, el cual es inactivado por medio de métodos que producen pocos cambios en el antígeno para estimular la inmunidad. Sin embargo, existen dudas acerca de su efectividad, ya que la protección contra la enfermedad no es dependiente de la generación de inmunidad humoral.
Otras medidas de control
Según indican estudios en la materia, los herpesvirus son frágiles en condiciones ambientales y se inactivan al estar expuestos a 55ºC durante 15 minutos o a 38ºC en un lapso de 48 a 72 horas.
Adicionalmente, el virus de la Laringotraqueitis Infecciosa es sensible a algunos desinfectantes, como soluciones de Hidróxido de sodio (NaOH) al 1%. Las superficies pueden ser fácilmente descontaminadas con desinfectantes iodóforos o con mezclas de detergentes halogenados. Por ello, en conjunto con una buena estrategia de vacunación, es necesario contar con buenas prácticas de bioseguridad para cuidar de la salud de las aves y evitar contagios.
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