Debido a la naturaleza del virus, el SARS-CoV-2 ha sido objeto de múltiples hallazgos científicos sobre su constitución, comportamiento y, más importante aún, sobre su transmisión. Las formas en las que el virus puede diseminarse entre las personas fueron la principal preocupación de diversos científicos de todo el mundo. No obstante, aunque pocos, también se reportaron casos de animales infectados por el virus en diversos países, por lo que la preocupación se extendió, en consecuencia, a los animales de producción.
Afortunadamente, tras más de un año de investigación ardua, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) ha reportado que animales destinados para consumo humano –como las aves de corral, el ganado bovino y porcino– no suponen un riesgo para la transmisión del virus y, por ende, para la propagación de la enfermedad que provoca, conocida como COVID-19.
Las enfermedades y la sanidad animal
Diversas pandemias y enfermedades diseminadas entre diversas poblaciones a lo largo del mundo han demostrado que nuestra salud no está desligada del bienestar y sanidad de los animales, ya sean silvestres, de compañía o aquellos destinados a la producción.
El término “zoonosis” fue definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 1959 como adecuado para cualquier enfermedad que sea transmisible de manera natural de cualquier animal al hombre.
Debido a la estrecha relación que guardamos las personas con los animales debido a la comercialización, el consumo de productos y subproductos de dicho origen, entre otros rubros, la zoonosis es un fenómeno preocupante y altamente estudiado. Éste puede afectar las zonas rurales, pero también a los espacios urbanos; se trata no sólo de un problema de salud pública, sino un reto económico para todas las regiones del planeta.
Algunas enfermedades zoonóticas particularmente notorias son: la Peste Negra, la Rabia, la Encefalopatía Espongiforme Bovina y la Gripe Aviar, por mencionar algunas.
Por ello, una de las principales preocupaciones que despertó la pandemia por COVID-19 era el papel que los animales podrían jugar en ésta. En este sentido la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, por sus siglas en francés) destaca que la presente pandemia ha “brindado pruebas de la necesidad de una colaboración a largo plazo y sostenible en torno al concepto ‘Una sola salud’”. Con ello, se hacía patente que la colaboración entre los distintos sectores involucrados en la salubridad, sin importar su rubro, es clave para responder antes ésta y cualquier crisis”.
Los expertos que forman parte de la creación y vigilancia de medidas sanitarias en materia animal han participado en colaboración con la OMS para conformar comités encargados de gestionar las emergencias de salubridad internacionales.
Así, el establecimiento de medidas de sanidad animal están encaminadas a brindar bienestar para ellos, pero también para protegernos de posibles enfermedades que pudieran resultar zoonóticas.
El SARS-CoV-2 y los animales
A finales de 2020, autoridades de salud de Dinamarca reportaron 12 casos humanos de COVID-19 provocados por una cepa variante del virus asociada a visones. Ocho de los casos reportados tenían relación con granjas productoras de visones.
En Estados Unidos, enfermedades respiratorias –entre ellas, el COVID-19– fueron transmitidas por trabajadores a visones en diversas explotaciones. El virus, en consecuencia, se ha diseminado entre los mismos visones, así como entre otros animales que se encontraban en las granjas (perros y gatos).
Aunque no existe evidencia de que los visones tengan un papel significativo en la propagación del virus, sí hay posibilidad de que éstos puedan transmitirlo hacia humanos, pues se han hallado casos de humanos infectados con virus que muestran mutaciones particulares asociadas a dichos animales.
Además de los visones, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), agencias de salud del gobierno estadounidense, reporta que existen notificaciones de animales infectados por el SARS-CoV-2 en todo el mundo; entre estos se encuentren:
- Animales de compañía (gatos, perros domésticos y hurones)
- Animales en reservas (varios tipos de felinos grandes, nutrias, primates, binturongs, coatimundis, gatos pescadores e hienas.
- Animales silvestres, como venados de cola blanca.
COVID-19 y los animales de producción
Especialistas del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) del USDA comenzaron a realizar pruebas de emergencia en febrero de 2020 con la finalidad de brindar certidumbre a productores y consumidores. Los resultados de dichas pruebas arrojaron que los animales de producción no suponen un riesgo para el contagio de COVID-19, ya sea a través del contacto directo con especies como aves de corral, ganado bovino y porcino, ni por medio de la comida.
Cyril Gay, líder del programa nacional del ARS para la producción y protección animal, afirmó que “la investigación del ARS provee evidencia científica de que los huevos, aves, bovinos, porcinos y artrópodos (mosquitos, pulgas y garrapatas) no son capaces de reproducir el virus y convertirse en una fuente de infección para las personas”.
Sin embargo, el estudio sí demostró que los ciervos fueron susceptibles al SARS-CoV-2. “Interesantemente, los ciervos no enfermaron, pero contagiaron rápidamente el virus a otros ciervos”, añadió Cyril Gay.
Estudios de esta naturaleza se han implementado como respuesta directa a la propagación de distintas enfermedades. Durante la pandemia de H1N1 en 2009 y los casos de Influenza Aviar en 2014 y 2015, el USDA se convirtió en una agencia clave para la creación de medidas de biodefensa que, en conjunto con agencias de salud gubernamentales, anticipan formas para responder y mitigar patógenos zoonóticos.
“Un aspecto crítico en nuestro trabajo es responder rápidamente e implementar investigaciones de emergencia sobre los brotes, así como realizar pruebas y desarrollar medidas veterinarias para prevenir y controlar la propagación de la enfermedad. Al mitigar el impacto de las enfermedades, minimizamos la amenaza que pueda significar para la agricultura, economía y los ciudadanos”, concluyó Cyril Gay.
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